Cada día cientos de personas y funcionarios judiciales deben hacer fila para subir a los ascensores del Tribunal Departamental de Justicia de Cochabamba, para llegar a tiempo a sus audiencias, trabajo y trámites, debido a que tres de los cinco ascensores han dejado de funcionar. En tanto que los dos que están en operación trabajan a media máquina: sólo pueden llevar ocho usuarios y ya no diez.
Se estima que cada día frecuentan los tribunales entre 500 y 1.000 personas. “Como la fila es larga, algunos litigantes deciden subir caminando hasta el último piso, haciendo pausas en cada nivel”, informó el responsable de Infraestructura de la institución, Felipe Ibáñez.
Los ascensores del Tribunal de Justicia tienen más de 20 años. En un inicio, cuatro estaban destinados al público y uno a los jueces y funcionarios. Sin embargo, actualmente, sólo funcionan dos y son para uso de todos.
La institución ha intentado renovar los ascensores pero, aparentemente, las empresas acreditadas para ofrecer este tipo de equipamiento en el país no cumplen las especificaciones técnicas. En 2014, las dos convocatorias públicas fueron declaradas desiertas y ahora se pretende realizar una invitación directa.
El presupuesto para los nuevos ascensores asciende a 2 millones de bolivianos. Pero, las dos empresas que se presentaron a la convocatoria no habrían cumplido las especificaciones de alto tráfico y de marcas reconocidas. Tampoco contarían con la solvencia para adquirir los equipos y cumplir con el sistema de pago administrativo estatal. “Como institución estatal, damos un 20 por ciento de anticipo y el otro 80 por ciento cuando la obra es entregada”, dijo.
Se conoce que en el pasado, la contratación se anuló por errores en las especificaciones. Sin embargo, una empresa que no contaba con la experiencia requerida presionó para adjudicarse el equipamiento.
Mayor deterioro
Después de 20 años, el deterioro del edificio del Tribunal Departamental de Justicia es evidente.
La infraestructura también tiene problemas con el sistema sanitario y eléctrico debido a las constantes filtraciones en el sótano, durante la época de lluvias.
En tanto que las gradas de ingreso están desportilladas y desgastadas. El mal estado ha provocado varios accidentes. Se estima que se requieren 150.000 bolivianos para las refacciones.
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