Wednesday, August 10, 2016

Violencia sexual infantil, crimen que se estanca en la justicia



Dos organizaciones (Sepamos y Fundación Arco Iris) que luchan contra la violencia sexual hacia niños y adolescentes atendieron entre 2015 y lo que va de este año, 159 casos de este tipo. Pero de éstos, un 90% no llegó a un proceso judicial y así las agresiones quedaron en la impunidad.

"Dos instituciones atendimos 159 casos de violencia sexual entre 2015 y 2016. Lamentablemente por lo menos un 90% no tiene un proceso legal. Hay denuncia ante la Defensoría, porque tenemos esa obligación, pero muchas veces ahí se queda y esto es por la retardación de justicia”, explicó la representante de Sepamos, Rosario Mamani.

Ayer, producto de la Ley 3773 promulgada en 2007, se recordó el "Día Nacional de la Solidaridad con las Víctimas de Agresiones Sexuales y en Contra de la Violencia Sexual en Niños, Niñas y Adolescentes”. Por esto, una red departamental de instituciones que trabajan la temática organizaron un concurso de dibujos para que los menores de edad expresen su visión sobre este crimen.

Mamani, que pertenece a la Red, dijo que su organización recibió entre 2009 y 2016 unos 400 casos. Sólo dos tienen sentencia que aún están en apelación.

Patricia Claros pertenece a la Fundación Arco Iris, es coordinadora de un hogar que recibe a madres adolescentes víctimas de violencia sexual. Ella informó que en 10 años de atención ayudaron a 200 adolescentes; de todos estos casos sólo hubo también dos sentencias.

"Muchos de nuestros casos han quedado en la nada porque no se mueve el tema legal. Es como jugar sabiendo que vas a perder. Vas a denunciar y te proponen la conciliación, se pierden documentos..., realmente es muy duro”, sostuvo Claros.

Pero la directora de la Defensoría Municipal de La Paz, Consuelo Tórrez, difiere en cierto sentido. Ella afirmó que todos los casos que llegan a su despacho y que pasan a un proceso penal "tienen que llegar” a una sentencia. Aunque reconoce que hay una demora "abismal” para que esto ocurra, lo que ocasiona el desgaste y la revictimización de los afectados.

La violencia sexual deja su huella, y no sólo en la víctima. Claros dijo que los traumas se manifiestan de distinta manera y en el caso de las mujeres, éstas pueden proyectar en el ser nacido de ese abuso el recuerdo de un tormento o -dependiendo- la liberación, ya que muchas adolescentes salieron del nicho de la agresión por su hijo.

Continuar con el proceso penal -en opinión de las entrevistadas- evita que las heridas cierren, más aún con lo extensos que son los litigios.

Tórrez dijo que esto se debe a que algunos operadores de justicia carecen del cuidado al momento de abordar a las víctimas. Sin embargo, lo importante para ella no es tanto el resultado del proceso, sino la recuperación de la persona afectada.

"Es un proceso de revictimización bien fuerte; pero consideramos que es importante que sigan los juicios porque ahí se visibiliza más la problemática, el agresor cae y paga su pena por el hecho que ha cometido”, añadió Mamani.

Ella sostuvo que la violencia sexual a menores de edad es un crimen casi invisible para la sociedad. El agresor se escuda en el silencio y la influencia que ejerce sobre su víctima. Y lo peor es que a veces esta acción se toma como algo normal en ciertos ámbitos.

La información y la concientización sobre este problema son los objetivos del concurso de dibujos organizado por la Red. Más de 200 de éstos serán exhibidos en la feria dominical de El Prado este fin de semana.

Más abusos en el círculo más próximo a la víctima

La violencia sexual ocurre principalmente en el círculo más próximo a las víctimas. Padres, hermanos, primos, amigos o profesores suelen ser los principales agresores, según los datos de las organizaciones que atienden estos casos.

De los 159 casos que Sepamos y la Fundación Arco Iris recibieron entre 2015 y 2016, el 73% tenían como agresores a familiares o allegados a los menores de edad.

Además, cuando los abusos se dan en este ámbito por lo general se repiten. La violación no es sólo una vez, sino varias veces, hasta que en el caso de las mujeres éstas alcanzan la adolescencia y pueden quedar embarazadas.

"Pensar que el primer sistema de protección (la familia) no funciona es alarmante, porque algo está fallando. Hay una desvalorización de los roles, de los valores. Nuestros casos más complejos fueron las violaciones realizadas por los padres”, completó la directora de la Defensoría de La Paz, Consuelo Torrez.

Aunque según los datos de su despacho de los aproximadamente 150 casos de abusos sexuales contra menores, los que se dieron en el círculo cercano a la víctima no pasan del 30%.

Según Sepamos y la Fundación Arco Iris el 21% de las víctimas son varones y el 79% mujeres. Las edades más críticas son a partir de los 13 hasta los 18 años.

Las entrevistadas coinciden en que la información, la verdadera comunicación y confianza entre padres e hijos es fundamental para evitar que ocurran estas desgracias. Que los hijos sean capaces de contar todo lo que les ocurre a sus padres, y que éstos también sean capaces de hablar sobre educación sexual con ellos.

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